Que
el mundo sea mundo,
que
yo seré estrella prendida
en
tu pelo.
Nadaré
en tus ojos
buscando
aljófares y talofitas únicas,
para
ponerlas en tu boca con ciegas risas
y
besarte siempre.
Que
el mundo sea mundo,
que
yo seré la brisa de tu monte.
Talaré
a la ortiga y al espino
buscando
las flores del blanco almendro,
para
amarrarlas a tu cuerpo tibio
y
así abrazarte siempre.
Que
el mundo sea mundo,
que
yo seré tu firmamento.
Coseré
tus sábanas con rocío
para
que no te sientas lejos de mi roce,
que
yo robaré la humedad de la luna
para
amarte siempre.
Nená
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