miércoles, 16 de mayo de 2012


Mañanas azules 
donde el mar invade las tapias. 
Zarcos amaneceres 
donde el cielo ocupa 
el aire de espalda a espalda. 






No importa dónde estemos, 
la misma brisa lleva claveles 
únicos,  margaritas,  amapolas, 
besos que serán nuevos besos, 
con una intensidad distinta. 
Abre el serón y róbame todas 
las mañanas azuladas 
que encuentres, 
no seas perezoso y cógelas 
para mí. 
Yo te apresaré las lunas más 
naranjas, 
las de pasión inagotable y 
sábanas rotas, 
las de labios mordidos hasta 
la extenuación. 



Nená de la Torriente

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