Tener
almanaque
es
un poco morir cada día.
Vas
midiendo escalas de tiempo
que
se fugan, tareas, espacios,
tu
suerte.
Las
parcelas de uno
comprometidas,
teléfonos, citas, apuntes,
¿dónde
los dibujos de ti
tumbado
en la arena?
El
mundo está enrarecido,
empobrecido, ha sido expoliado,
y
tú vas a recomponerlo
con
tus dos manos
y
tus dos piernas,
y
tu falta de sueño
y
tu almanaque lleno de tinta negra.
Nená
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