viernes, 4 de mayo de 2012


Tener almanaque 
es un poco morir cada día. 
Vas midiendo escalas de tiempo 
que se fugan,  tareas, espacios, 
tu suerte. 
Las parcelas de uno 
comprometidas, 
teléfonos,  citas,  apuntes, 
¿dónde los dibujos de ti 
tumbado en la arena? 
El mundo está enrarecido, 
empobrecido,  ha sido expoliado, 
y tú vas a recomponerlo 
con tus dos manos 
y tus dos piernas, 
y tu falta de sueño 
y tu almanaque lleno de tinta negra. 





Nená

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