Sólo esto te
ofrezco:
Mi tiempo y una
margarita.
Despacio te doy
cada pétalo de
esta margarita.
Tu tiempo es tuyo, siempre tuyo,
yo te doy todo mi
tiempo.
Si me dices no, me
detengo,
si es sí, prosigo,
y la sombra que
proyecte el sol
sobre tu iris
la iré memorizando.
Nada hay más
increíble
que el brillo
cambiante
de tus ojos
tristes
en incansable
búsqueda.
Nená de la Torriente
Muchas gracias, Není. Por ser el primero me apropio de la margarita. Como si fuera una margarita de ida y vuelta. Haré volar a esa mariquita.
ResponderEliminarBesucos.
Bien hecho, para ti se queda.
ResponderEliminarBesucos,
Není