jueves, 10 de mayo de 2012


No sabe fingir la piel 
que a un roce se eriza, 
y a otro sigue siendo seda. 
Es calma y cálido amanecer 
o marea, 
ante una caricia u otra. 
Sabia como ninguna, 
lectora incansable de signos, 
desde el braille al sexto sentido, 
pasando por un séptimo 
-desconocido- 
que nos vive dentro, 
y nos excita o nos maltrata. 
Segura de ser cierta,  eléctrica, 
infalible por tangible y tratar 
sus verdades de cerca. 
No la cuestionas,  ni la interrogas, 
sólo la dejas su sitio,  su dominio, 
y ella te dicta sus advertencias 
como señales lumínicas.






Nená

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