Ni siquiera hojas
de árboles
sujetas, volteadas,
una,
dos,
tres veces,
siempre asentadas,
sometidas al
cambio variable
de los estilos, del viento.
'Ahora no pongas
mayúsculas,
ahora no acentúes,
quizá sea mejor
que hagas texto
corrido, es más
cool'.
Somos hojas al viento, sin vínculo
en ninguna parte, con referencias
sin distancia
¿Cómo abrir un
libro con los ojos
cerrados y
pensarse leyendo?
Hojas, volatineras, acróbatas,
a veces con vuelos
exquisitos,
otras, en caída oblicua,
pero todas sueltas
tras el aliguí
que otro maneja.
Hablan de modas, para hacerlo
más sencillo, pero
no es fashion,
ni chic, ni
trendy, y siguen
mareando la
gallina,
porque a la perdiz
hace mucho
que la perdieron
de vista.
Pero de ser hoja, mejor buscar
un buen tronco
donde quedarse quieta
y dejarse agitar
por el remolino,
no una,
dos,
tres,
y tantas veces como
quiera.
Nená de la Torriente
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