No
hay nada detrás de la luna
si
tú no estás.
Nada
en el fondo del lago,
ni
en esta pupila,
que
en fuego
o
en agua dinamita el mundo
cada
amanecida,
expiando
una culpa
que
no entiende:
El
pecado de vivir
sintiendo
que ya acabó todo
o
que no ha empezado todavía.
Dame
un abrazo,
largo, largo,
que
olvide que la vida
es
todo esto,
preguntas
sin respuestas,
y
respuestas inoportunas
que
nacen sin preguntas aparentes.
Y
que siga girando, que se les llene
la
boca de dramas, de redichas
maneras
de humildad campechana,
de
juicios a medias, de fiebre de lucha.
Pero
yo sé, que si tú no estás
no
hay nada detrás de la luna.
Nená de la Torriente
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