A
España le duele
su
cicatriz,
el
mal de tantos años
de
arbitrariedades.
El
silencio sostenido,
el
me callo que estos
que
gobiernan son
los
que yo he votado.
A
España le duelen los cimientos
porque
ya se desdibuja,
y
no sabe donde tiene el pié
y
la columna se quiebra.
A
España le han dado ruina
por
tantos flancos, que no hay
quien
la ponga en pié
y
el pueblo está extenuado,
inválido, deshidratado,
sin
pan para comer, y sólo
piensa
en levantar un cadalso.
Yo
soy España también
y estoy exhausta,
y
no llego a fin de mes
y
todo son picias y desmanes
haciendo
sumas extrañas,
y
me quejo
-no
faltaba más-,
y
levanto la voz todo
lo
que haga falta.
Pero
no me verán títere
de
política alguna
aprovechando
jugadas,
que
se torea en las plazas
y
ahora –afortunadamente-,
casi
ni eso.
Nená de la Torriente
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