Esto
os ofrezco,
no
un té con pastas
que llevarse a los labios
-que
sólo puedo dibujarlo-,
son poemas, versos, palabras,
cadenetas
de letras así publicadas,
para
todos los ojos que arriben
a
estos charcos de agua.
Alguno
tal vez vea un reflejo
perdido,
un
vago recuerdo,
un
presente incierto
o
tal vez tan acuciante,
que
respire debajo de una letra
aunque
sea un segundo;
otros
no tendrán esa suerte,
ni
yo de agasajarles.
No
somos iguales.
Enfadaros
cuando os lo digan.
Los
cajones donde guardamos
el
corazón
puede
que sean semejantes,
pero
cada uno es distinto,
un
tesoro que late a su ritmo
con
un pensar diferente.
Un
milagro.
Una
asombrosa maravilla.
Nená de la Torriente
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