sábado, 5 de mayo de 2012


Mañana no seré verbo, 
seré labio y pestaña, 
una larga uña que roce tu mejilla, 
iris loco que se abra y que se cierre. 

Mañana voy a caminar despacio 
por ninguna parte, 
porque no voy a ponerle nombre 
a las cosas, 

y voy a reír a carcajadas, 
un alboroto sin tino que levante 
el vuelo a las palomas. 

Mañana dejaré que el viento 
subleve mi falda, 
y buscaré un río donde meter mis botas; 
que la vida siga por su camino, 

que yo sabré vivir por el mío. 





Nená

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