Precisa
luz
que
a escasa distancia
persevera,
y
no me deja quedarme a oscuras.
Cuánto
he de caminar todavía,
no
lo sé.
Si
por mí fuera
ni
una esquina más.
He visto tantas,
que
todos los codos iguales
parecen
una vez combados,
y
es como si se estrecharan
las
callejuelas.
Hay
días que pienso:
‘Una
esquina más anda,
sólo
una’,
y
así debo,
por
mí y por mis compañeros.
Pero
estas cosas no las cuento,
sólo
las pienso claro.
Que
no se diga que
no
soy una luchadora
de
pies a cabeza,
una
fiera corrupia,
sangre
sobre piedra.
Mi
gesto no puede tener más porte.
-Ahora
guárdame tú el secreto-
Nená de la Torriente
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