-Otro
hipo-
Decíamos
antes,
cuando
bebíamos cervezas
como
barriles,
que
la calle era nuestra,
y
que era de bisoños pensar
que
no podíamos con todo.
Ahora
decimos tomando un tinto,
que
no se trata de poder con todo,
si
no de buscar las chinas del
zapato, y hacer la carretera
mucho
más amplia.
Dicho
así parecería sencillo
en
aquellos otros años
de
engullir las aceras,
porque
eso era, engullir,
no
digerir, ni paladear nada.
Quizá
por eso los que llevan llama
en
la sangre, tan jóvenes,
me
dan algo de repelús,
su
irreflexión me incomoda
-demasiado
manipulables-,
y
los que tienen la sangre helada
por
reviejos me trastocan,
ya
han decidido y no hay quien
les
saque del panfleto.
Así
que me como mi bocata de atún
con
los pies en el banco
-enfundados
en tacón alto-
y
sentada en su canto,
espero
a que algún guripa me diga
que
no es apropiado el uso
que hago de los bancos públicos,
para
explicarle la teoría del caos;
mientras
miro a derecha y a izquierda
y
sigo sorprendiéndome de todo.
Nená
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Háblame