-MI NORTE-
Vuelvo
al recorrido de siempre,
a
andar descalza por las crestas
de
mi mala memoria.
Ya
veo los eucaliptales,
y
las colas de caballos erguidas
para
hacer un té imbebible.
Los
campos de menta,
que
orgullosos ciegan el olor
de
las demás plantas,
incluidas
las casi inexistentes
boñigas
de vaca.
Los
pequeños bancos de piedra
invadidos
por el musgo,
el
sonido de trenes lejanos,
quizá
pasando por Ceceñas,
y
tal vez el canto de algún ave
para
mí irreconocible.
¿Qué
pensaba entonces?
¿Qué
pienso ahora?
¿Sigo siendo la misma?
Todos
se empeñan en decirme que sí,
pero
nuca he sabido más de mí
que
todo aquello que he ido recogiendo.
Nená de la Torriente
Qué cara más bonica, Caperuzuca del Bosque.
ResponderEliminarNo te lo he dicho, pero los con los advenedizos eucaliptos no puedo.
Últimamente estoy tomando cola de caballo y me gusta mucho su olor.
Un besuco, Není, no dejes de recoger (recoger suena más rotundo que recolectar, que suena más fino, más técnico).
¿Y te la tomas en infusión? o ¿ya la compras seca o en comprimidos?. Yo la "recogía" -¡sus órdenes! Jaja- fresca y la hervía para después colarla. Horrible, en serio, pero me hacía bien.
ResponderEliminarBesucos,
Není