En
este atropello de sentidos
no
voy a peguntarte nada,
voy
a robarte de ti,
hacer
que un instante
sea
inmenso.
Mío, mi boca llena
en
cien maneras
de
tu nombre,
tu
espalda mi pecho,
tu
sexo mi sexo;
acaso
tu mente fue
la
mente de un hombre
alguna
vez,
en
esta inmensidad
de
un instante no sabe,
no
conoce más que mujer
y
esencias que la mujer entiende.
Y
naces en mí,
en
el punto exacto de apremio
que
mi labio es agua
en
manantial soberbio,
y
alcanzan tus naves mi puerto
tantas
veces como olas anidan
indefinidamente, incontables.
Nená
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Háblame