viernes, 25 de mayo de 2012


Lejos de tu manantial 
el agua no se mueve. 
A veces tiembla un poco,  y 
parece como si quisiera decirme 
algo, 
pero le devuelvo lágrimas calientes 
por su vago empeño, 
no quiero que me olvide y se distraiga. 


Sé que las cartas de papel y timbre 
ya no se estilan, 
como sé que nunca aprenderé 
a hacer señales de humo, 
y aunque supiera, 
el mundo,  con lo pequeño que es 
es demasiado grande. 
Tu manantial nunca se enteraría 
de que sin él 
el agua que tengo a mis pies 
no quiere moverse, 
ni hace ondas,  ni curvea 
como una bailarina ‘bondissante’, 
porque se siente tan sólo y pequeño 
como extraña y perdida me siento sin ti. 


Nená de la Torriente

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