Tengo
una cometa blanca
para
que escribas tu nombre,
o dejes
la huella de tu nariz,
o tu codo
gastado
por los calendarios.
Ven
a por ella, y
echémosla
a volar hacia infinitos.
Nada
de imposibles maneras,
nada
de incómodos absurdos,
no
diremos pacto, arreglo, compromiso, convenio,
ni
voces que suenen a cautiverio,
sólo
sostendremos su hilo juntos.
Quiéreme,
como
quiere el sol
a
la primavera
y
la brisa envuelve al campo.
Quiéreme
en su cercanía,
y
en lo lejos que alcance
el vuelo de nuestra cometa blanca.
Nená de la Torriente
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