Buscas tus pasos en la eminencia del
terreno,
lejos del páramo todas las huellas
no parecen iguales.
Confías encontrar la similitud más exacta
que defina tu nombre y tus paisajes,
verte entre las marcas del prófugo solado.
Te acercas a mí y llegamos al final del
comienzo,
el tránsito es el verdadero lenguaje
que nos reconforta,
el sello que nunca tiene tinta en la
suavidad
de unos labios.
Nos convertimos en amanecer y en deseo.
Nos renovamos con la primera mentira
y en la última forma de resurrección.
Nená de la Torriente