Si ha de mirarnos
la vida
que sea con otros ojos,
que nos
recorra
como el rayo
de luz de una lámpara
hurona
siempre a lo que se ensambla.
Nada
alindada.
Que sea el
ojo que nos invada y nos penetre,
enfundada en
un no-vulnerar de saliva
que nos perfore
hasta el mismo hueso.
Ramera y
madre,
matriz de
todos los sueños y
de todos los
desaires,
como la boca
del perro que nos muerde hoy,
y que ayer nos
lame.
Si ha de
alojarnos la vida
que sea sin ungüentos ni retoques,
sin las
palabras tentadas de tantos versos
deslucidos
tras un dogma u otro,
sin purgar
las mentiras
ni despejar las verdades,
sin
prorrumpir juicios.
Nená de la Torriente
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