Poco después llega
la risa y el llanto,
la inconexa
voluptuosidad de la locura.
Si tú me entendieras
la diagonal que
separa nuestros dos puntos
se haría un óvalo
tan simple
como todo lo que
concluye;
pero los
encierros,
los finales,
y los puntos y
aparte
no son mis
preferencias, y
me temo que
tampoco las tuyas.
Nená de la Torriente