y tener el flexo encendido,
es como llevar la vida en capote,
es hacerla un olé, y un pase de pecho,
y un no me entero o me entero
y qué bello es mi jardín.
Ya, ya sé que la prudencia obliga,
el gasto, la crisis, y blablabla,
pero hay diminutas gratificaciones personales
que aplastan las crisis como hormigas.
Apago el flexo, ¡oh! he vencido a la ruina,
soy una ciudadana ejemplar.
Me desperté con la intención
de escribirte una carta,
y sólo recuerdo tres palabras
de una perorata inmensa:
NO ESTÁS SOLA.
Mírame metida en una maraña
de palabras vanas,
como la propia vida
que hemos construido.
Al menos, este cabo de enredo
está contigo, y siempre sabrás
que estoy.
Soy ese aire, si alguna vez te falta,
y todo el espacio que necesites
de esta cesta, entre tanta banasta,
que nos ha tocado vivir.
Nená
Nená, no creo que el mundo se inmute por tu flexo.
ResponderEliminarYo hasta casi me irrito también ante cualquier despilfarro, aunque sea mínimo.
Escucha este tema, tan sonado cuando teníamos...
He elegido éste por quien toca el saxo, mi conocido Jorge Pardo:
http://youtu.be/dehJrZPFFig
Gracias Tempero, ya no recordaba esta canción, pero habré cantado su estribillo un montón de veces, y sí, por un poco de flexo, no se va a hundir -más- la economía mundial.
ResponderEliminarBeso,
Nená