Tomo del aire la huida
y me subo al ático de los sueños,
olvidados, en su holgada cripta.
Nunca hay suficientes motivos
para volverse loco,
-eso me dices-
pero se me escapa la risa y su veneno:
Sé que no tengo más culpa
que la de haber nacido,
y la de ser impelida por el falso céfiro,
hoy, por el porfiado diluvio.
¿Cómo detener al ingenio
que ideo mi odisea?
Tú miras hacia otro lado,
entiendes que lo fugaz no es más cierto,
y yo me empeño en ser pasajera,
muda jábega ,
jubilarme del convulso océano,
y tal vez quedarme a dormir en el eclipse,
tan comedido, tan perfecto.
Nená
-Primer premi adults al millor poema escrit en castellà, 16 de març de 2002-
Leyendo en tu poema JÁBEGA: ¿sabías que hay unos palos flamencos, igual que las soleás, vulerías, etc... que se llaman jabegotes y que tienen su origen en los marineros que cantaban cuando se hacían a la mar o estaban en las inmediaciones de él.
ResponderEliminarAntes se cantaba mucho, antes la gente se sabía canciones. Ahora quizás esas canciones son las que anden vagabundas o en algún libro encerradas.
Besos, Neni.