Resbala la roca, se deshace
para llegar antes,
sólo quiere tocar el agua,
su color le fascina.
Y poco a poco desciende
perdiendo el suyo.
Besa la orilla
en su vértice más claro,
y algún trozo de roca atrevida
rodando llega a las algas.
El mar habla,
de día susurra nombres,
como si una lista apuntara,
de noche los canta.
A veces no se le entiende el murmullo
pero siempre lo hace,
y refleja otro océano en el cielo
gemelo al salado,
sólo unos segundos,
antes del atardecer.
Nená
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Háblame