lunes, 6 de febrero de 2012


En la vieja bodega 
ya no escancian vinos, 
tú tiemblas de frío 
y ellos envejecen, 
así el mundo se organiza, 
ya no es como antes. 
Demasiadas estacas 
sujetando cordones, 
prohibidos, 
requeteprohibidos. 



Ustedes por aquí,  ellos por allá. 
Si es que apetece ir tocándolo todo, 
pasando un pié al otro lado del cordón, 
y pedirle al más viejo de la bodega 
que te escancie,  que te muestre, 
que quede entre los dos 
aunque sea bajo soborno punible. 
Hay deliciosas granjas 
bucólicas,  peregrinas, 
-beeeeee,  beeeeee- 
pero vivir en una por exigencia 
no hay factura que lo avale. 
Lo que ayer era una entrada y salida 
con libertad absoluta, 
hoy es con pase y restricciones, 
mañana quizá lo tapien 
y hagan una entrada por el subsuelo. 
Pero bueno,  nosotros sigamos hablando  
del magnífico siglo XXI, 
es tiempo de libertades. 








Nená

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