domingo, 19 de febrero de 2012


No voy a dejar mi sombra 
ni voy a abandonar mi cuerpo, 
porque somos uno, 
siempre lo hemos sido, 
desde el instante 
que aparecimos juntos 
sobre el suelo. 
Así jugamos a perseguirnos 
sobre la hierba, 
sobre las olas, 
sobre el tejado, 
subiendo a la encina. 
Y al llegar la noche, 
yo soy sombra y 
me pongo encima, 
para hacerte burla. 
Te enojas,  te ríes, 
pero no sabes estar sin mí. 
Ya nos hemos dado la mano 
y estamos unidos para siempre. 
No tengas miedo, 
las formas pueden cambiar, 
tú el cuerpo,  yo la sombra,  o 
yo el cuerpo,  y 
tú sólo la silueta clandestina. 







Nená

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