No voy a dejar mi sombra
ni voy a abandonar mi cuerpo,
porque somos uno,
siempre lo hemos sido,
desde el instante
que aparecimos juntos
sobre el suelo.
Así jugamos a perseguirnos
sobre la hierba,
sobre las olas,
sobre el tejado,
subiendo a la encina.
Y al llegar la noche,
yo soy sombra y
me pongo encima,
para hacerte burla.
Te enojas, te ríes,
pero no sabes estar sin mí.
Ya nos hemos dado la mano
y estamos unidos para siempre.
No tengas miedo,
las formas pueden cambiar,
tú el cuerpo, yo la sombra, o
yo el cuerpo, y
tú sólo la silueta clandestina.
Nená
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