Tus ojos
son las dos únicas palabras
de amor que necesito.
Si los cierras
y renuncias con estrafalario vértigo
a este pugilato de fastos, la vida,
me venderás
al extravío más profundo
y a la opacidad más extrema.
Sin ti
no habría verbos,
ni pases para el otro mundo,
se acabarían los préstamos
y los volantes,
los motivos para ser deseo
en esta frágil vigilia,
los juicios,
los poemas.
Nená
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