-Hablando conmigo-
Llega un momento
perdemos la capacidad de admiración,
nos hacemos viejos.
No creo que haya nada más irritante.
Se puede vivir sin muchas cosas,
palabra, pero sin la sorpresa, es difícil.
Doy gracias cuando algo me sacude y
dice: ¡Ey! Mírame pava.
Y realmente el labio inferior se me descuelga.
Vaya eso si es placer
y no el puñetero chocolate.
El estremecimiento por lo bello
es una experiencia incalculable,
incontable, incomparable,
a la que hay que llegar a solas.
Claro que hay muchas clases de placer.
-no hacerlo sería casi un pecado-
Pero el placer que digo, es insuperable.
Es un amanecer dentro de otro,
que a su vez esta dentro de otro
que vive dentro de ti.
Son pequeñas explosiones en cadena
que bombardean tus sentidos,
y lloras, balbuceas, no escuchas,
las piernas te tiemblan,
te conviertes en un ser que no es,
por un instante.
Instante que vale la pena
mil millones de veces.
Nená
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