Enormes avellanos, juguetones,
que el viento agita
sus hojas como palmas frías,
golpeando
adufes moriscos.
Me siento debajo
y suenan tubos de arena
que van tornando de este a oeste
llamando a la sonrisa.
Caen cabezuelas vanas,
avellanas verdes,
algunas maduras,
y espero,
aguardo a que pase el viento
y su sonrisa,
y me deje examinarlas todas
sobre mi holgada
tela de rayas.
Nená
Y esas varas tan rectas de avellano que toda la vida se han estado utilizando para apoyarse. También los vaqueros para tocar ligeramente a alguna vaca.
ResponderEliminarAdufe: hago acopio.
Si cortas una rama de avellano en luna llena, dicen que son más flexibles, y se utilizan como excelentes cañas de pescar.
ResponderEliminarNená