viernes, 24 de febrero de 2012


La mujer de la gruta habló:

No guardan credo para mí 
las palabras de amor 
de hombre, 
ligeras como plumas sueltas 
y fugaces siempre. 
Que donde dicen amor,  dicen ámame, 
y donde toma,  dame, 
que no buscan la luna con el  beso 
sino el refugio, 
regresar al hogar de la puericia. 
No soy dura cuando digo 
que no saben de arrecifes 
ni de aromas atados al cielo, 
sólo de verbos aprendidos 
por sus necesidades duras, 
encadenadas a sus eternas carencias. 
No soy hembra herida cuando les niego 
que de su boca aprendo sus dolencias y 
así les amo. 
Que saben del amor por su capricho, 
y no conocen la diferencia 
entre amar a una mujer, 
y estar enamorado del amor excelso. 
Palabras de amor yermas 
que se arriman a mis lindes con tibieza, 
que del amor no saben que desconocen tanto 
y creen en el amor como yo creo,   
-con alocada vehemencia- 
aunque ellos a menudo se equivocan. 






Nená

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