Deja que yo te cuide,
que te quiera como la hierba
mima al prado,
y en las noches de tormentas
ser la menta que se extienda
como manto apacible,
el único perfume de tu cuerpo.
Déjame ser tu propósito, y
tu alarma, la que te inste a subir
a las montañas más altas.
Déjame ser tus matemáticas,
la que multiplique tus querencias,
tu larvada autoridad, tus cariños,
todo ese potencial que has ido relegando
porque la vida sólo pide pan o pide vino.
Déjame ser el beso de tu boca,
el sabor dulce que lo invada todo.
La mano a la que te ciñas día y noche,
y el imposible intervalo
al que pondremos un nombre.
Déjame ser tu compañera,
tu silbido pleno,
tu cómplice guiño,
tu taza de caldo a medias.
Nená
Me dejo, Není.
ResponderEliminarPues ya tienes una amiga para siempre Tempero. Menos mal que ya no es escupe en la mano, ni se sella con sangre -puag qué ascos-. Eso si, una amiga un poco mandona, tipo amiga-madre que cuida de sus polluelos, jaja.
ResponderEliminarUn besuco,
Není