No me pertenece nada que tú ambiciones
ni bebo lo que tus labios buscarían.
No conoces mi pulso ni amas mi corazón,
y es un No todavía,
que a la sonrisa siempre le falta un par de cuerdas
para abrirse entera.
De qué modo enseñarte
el camino a mi puerta,
cómo gritarte mi nombre sin que cobre el peso
de las piedras;
ni siquiera sé qué costilla empujarte
para que sientas mi costilla,
ni cómo dibujarte un corazón esplendente
en esta habitación oscura.
Ya ves si las palabras son sencillas
que ni un tintado de color las sostiene.
No voy a cubrirme más:
Llega.
Nená de la Torriente
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