Cuánto ignorante en la mies del trigo
si ya en el grano el gusano vivo habla solo.
Dime sin amor dónde os cobijáis
cuando todos os creéis don Juanes.
Si me vas a querer olvida los condicionales,
las frases largas,
el participio,
el eterno egoísmo pancista
que adora permanecer joven.
Dame donde tu voz no se borre
el adjetivo que engalane al mínimo nombre,
y no me exijas infinito cariño
donde tú colocas sobre el sitial al deseo.
¡Amor, es aburrido vadear ríos de caudal infame!
Déjame ser presente y todo lo que alcance con mi sola saliva
¿qué más te dará, si a penas alcanzas a saber lo que quieres?
Ven y abrázame como tu última colina,
tu bandera,
tu Cristo,
tu idioma más allá del silabario.
Siénteme
¡terco!
Siénteme.
Nená de la Torriente
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