jueves, 19 de marzo de 2015


Y dejaron de escuchar te quieros 
y la harina de su mesa desaparecía, 
nuestra conciencia y nuestro poso 
de humanidad descarnada. 
Ayudadnos a ayudaros, 
a no olvidar vuestros ojos de campo 
siempre sin siembra, 
a este y al otro lado del mundo. 
Que vuestro hambre sea El Hambre
que vuestra bondad la nuestra 
y un pellizco de luz nos atraviese a todos 
por el mismo músculo, 
desde este pico a la pala más antigua. 
Ayudadnos a no olvidaros 
en la miseria profunda, 
soldaditos de la guerra más cara de todas. 
Que nadie rebane una hogaza 
ni un solo corrusco, 
sin apartaros 
un trozo 
para 
que 
sigáis  
viviendo. 



Nená de la Torriente

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