Entiendo el desorden
desde su vasta cama hecha de helechos,
mucho más que esa discreta seriedad
expuesta a la picadura del mosquito;
porque la rabia araña con manos de hombre
y la razón cuando quiere cubre
el único despertar que nos protege,
separándonos de lo que no quisimos
ni pretendimos nunca.
Somos puro sentimiento que se irrita,
que sabe impacientar a todo eso
que se alinea ordenado
bajo el canto de los platos.
(Dámelo todo, que
para abrazar siempre andamos
tropezando)
Te dirán no hagas eso,
te dirán no me gusta que entiendas mi dolor
porque no entiendes nada,
porque no quiero que lo entiendas,
porque no quiero que conozcas más de lo que yo conozco.
Te dirán eres tonto hasta el límite del abismo
pero comprenderás que la vida no es un saco perfecto,
más bien esa realidad que se sostiene
sin atender al turno de las cosechas.
Nená de la Torriente
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