martes, 3 de marzo de 2015


Decididamente arrimas mi cintura 
a cada sílaba del verso 

pero hace tiempo que emigré 
a un Universo 

mucho más complejo por simple. 

Crees saber lo que pienso 
y eres mi verdugo 
haciendo cortes imprecisos, 
sobre una carne que ya no es mía; 
o te conviertes en mi tacto compasivo 
acariciando la piel que me une al hueso, 
con la mayor ternura que existe. 

Y piensas  
y piensas 
y no dejas de pensar 
si pensé algún día como escribo. 

Para qué tantas sumas dime. 

Cruza mi instinto y mi sin voluntad 
cuando cierro los ojos, 
y me dejo arrastrar 
por todas esas vidas 
que ya me anduvieron. 



Nená de la Torriente

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