sábado, 24 de noviembre de 2012


Se desmorecen las flores 
cuando ella pasa silbando, 
que saben que va al lago 
a hundirse con las algas dulces 
y los peces ciegos. 
No han visto nada más bello, 
nada que se sienta más ajeno 
a esta vida, 
y que esté resuelto a irse. 
Los tallos de las hierbas tiran 
de sus talones para retenerla, 
las raíces se interponen,  las ramas, 
con ayuda del viento,  golpean su pecho, 
la demandan para que no se mueva. 
Lo que ella ignora 
es que  pertenece a todo lo 
que supone que es ajena, 
que es parte de todo ese mundo 
complicado y hermoso. 



Nená de la Torriente