miércoles, 28 de noviembre de 2012


-Almas-  



Soy tantas veces tú 
que me trastornas, 
hasta en tu ebriedad padezco la nausea primera. 
Tu malestar es mío,  tu gozo llega antes a mi sexo. 
Te destierro y vuelves,  no se cómo lo haces, 
como un hermano gemelo inconsciente 
del poder que ejerce. 
Eres una mochila viva,  un corazón cosido al mío 
que despertó así una mañana sin pedir permiso. 
A veces te miro de reojo y te digo 
¡lárgate de aquí! 
Pero es inútil estamos unidos 
y eso no puede separarlo nadie, 
ni una manada de agrias con alfileres por uñas. 
Acéptalo. 
A mí me ha costado,  pero he tenido que rendirme. 



Nená de la Torriente