miércoles, 7 de noviembre de 2012




Ella bailaba como segaba, 
su hermana bailaba con el gesto 
de quien recoge huevos de gallina, 
su prima bailaba como lavaba 
en el río, 
su sobrina bailaba como corretea 
el jato en un monte escorado, 
la música era siempre la misma. 
La romería a las ocho, 
el olor de los churros desde las seis 
y media, 
las campanas todo el día. 
Pantalones cortos,  pantalones largos, 
puros,  pipas humeantes y ducados. 
Mucha mistela y sangría de barreño. 
Gritos de carreras,  niños con mocos, 
faldas vaporosas,  carmín en los labios. 
Cotillas,  chismosos,  entrometidos 
aprietan el aire de las parejas. 
Un,  dos,  tres,  y te piso, 
dos risotadas, 
un beso. 




Nená de la Torriente