viernes, 9 de noviembre de 2012



Tu humanidad es mi narcótico. 
Cuando la sacas a pasear 
y crees que apenas luce si va contigo, 
es tu acto más revolucionario. 





Yo no creo en las banderas,  ni 
en los números cosidos a letras, 
ni en nada que se organice con 
grupos políticos achuchando. 
No nací para estar en grupo,  sí para 
defender al grupo,  pero eso es una 
larga y aburrida historia. 
Cuando las gaviotas hacen círculos 
en los patios de los colegios 
cerca de la costa, 
esperan los restos de pan 
que los niños dejan; 
así los compañeros de tus compañeros 
hacen círculos alrededor tuyo, 
esperando que tu sombra deje restos 
que ellos tomen para su causa. 
Y a mí lo único que me importa 
es tu humanidad,  que es mi droga, 
como la humanidad del resto, 
pero eso a nadie le importa. 
Es mejor venderse a uno mismo
que venderse a una idea. 



Nená de la Torriente