librando
batallas contra el mundo,
en
tu cueva oscura.
¿Qué tienes?
Entumecidos
anales
que
carecen de fechas,
severos
y pulcros contenidos
inútiles
a los ojos del apóstata.
Ese que
no sabe, no entiende nada,
apartado
de tus juicios y de tus secretos.
Un atrevido traidor que llena su boca
del
destello ígneo del amor impronunciable,
y
dice que sabe a higuera y a barro
y
que es adorado por los niños.
Eso
tienes, sólo las palabras habitándote,
nunca
los destellos.
Déjame
invitarte a salir un día de ti,
de
tu cueva oscura,
cuando
tu razón duerma
y
el sentido ande despierto.
Le
verás medrar y cambiar de color
hasta
besarte en las mejillas.
Nená de la Torriente