Termino
la canción y nos vamos.
Sólo
son un par de notas, amigas
de
otro par de chatos de vino,
no
tengas prisa.
Tira
ese reloj llamado congoja
y
arrímate a la barra,
ésta
de buena madera
que
aún no han conseguido arrancar.
Tocamos
las paredes
como
si pudieran hablarnos,
siempre
lo hemos hecho,
sabíamos
que otros lo habían hecho antes,
otros
lo harán después.
Me
siento de un después muy lejano
porque
apenas entiendo este hoy
y
lo que sospecho que viene;
y
ya sabes que eso del amor es un
término
extraño y a la muerte no la temo
ni
la tengo ningún reparo.
Bébete
conmigo ese par de chatos
y
degústalos despacio,
como
se complace el vino en la lengua
a
jugar a tener hogar.
Después
acabo la canción
y
te juro que nos vamos.
Nená de la Torriente