Todo
es siempre casi nada.
Llueven
los huecos en la opacidad
de
los cuerpos pidiendo disculpas.
Mañana
llegarán las sorpresas
dirá
algún vacío caído de algún sitio,
y
tú lo creerás, porque es grato,
porque
es triste vivir de retales
cada
día.
Pero
un día, ni tarde ni pronto,
lloverá
colmado y tu cuerpo opaco
sonreirá,
quizá
no sepas qué hacer con tanto.
Quizá
te atasques, te paralices
y
eso impida dar una respuesta
que
retenga a tu regalo.
Tú
abrázalo fuerte, como si fuera
la
única cosa que has tenido en tu vida
y
no le dejes marchar nunca.
Ya
pensarás qué decir.
Nená de la Torriente