la
radiografía en blanco y negro.
Debajo
de tus ojos
el
complejo se desnuda,
como
cada noche a solas.
Has
creído los baldes de halagos
que
te han ido acercando,
y
has probado su sabor melifluo.
Ya
no hablas con seres inanimados
eres
un dios entre los vivos,
un
estallido de color en la noche.
Posiblemente
–me
importa un cebollino-
eras
más sabio en blanco y negro.
Nená de la Torriente