Qué
delgada manera ésta
de
engordar cariños.
cuando
lo cierto en que arrimamos
nombres a nuestra lista de teléfono.
Yo
no cojo el teléfono,
yo
no llamo.
No
suelo llevarlo entre
mi
disparidad de cachivaches,
salvo
cuando me avisan de que me
llamarán,
o
aviso de hacer lo mismo.
Esta
es la amistad de ahora,
627…
o 605… Necesito, ¿tienes?
Puedo, ¿vas?
Esto
no tiene futuro.
Da
igual que vivas en Pernambuco o
en
Ciudad Real.
El
lugar del encuentro,
ese
barrio, ese punto siempre asignado
lo
tienen cuatro privilegiados,
y
si lo son realmente pueden hablar de que
no
es un lugar ‘de’, sino un lugar para ellos.
Nená de la Torriente