Entiendo
esa extraña antipatía
que
nace de un lugar oculto,
porque
yo lucho contra ella.
Es
absurda, pero debe de tener
un
punto de ignición alojado
en
una hierba seca y un rayo de sol
imprudente.
A
veces os amo tanto, y
otras pagaría por no veros a ninguno.
Definitivamente: No voy a ser santa.
Sueño
que el columpio que hizo
mi
abuelo se rompe, y todos
sus
eslabones se deshacen
como
manteca de chon en época
de
matanza.
Los
días son demasiado cortos,
y
yo me empeño en cortarme el pelo
miméticamente,
como
si hacerse grande tuviera pautas,
y
aborrezco ésto.
Intento
escapar de un juicio medido
y si es preciso volcarme en la locura.
Debe
de ser más sano estar loco
que
estar cuerdo
en
este mundo de ahora.
Nená de la Torriente