jueves, 22 de noviembre de 2012




Siempre escampa. 
Los celajes brunos que amenazan 
con envolvernos como una garra, 
se deshacen con el viento 
o como agua,  en torrenciales 
aguaceros, 
pero siempre escampa. 
Ayer me querías,  al minuto siguiente 
no,  después un poco o un puede. 
Cuando dije adiós nació el desgarro, 
-curiosa rotura-
y con él el pulso de Blancanieves revivió. 
Siempre escampa. 
El tiempo del amor es injusto,  arbitrario, 
es un pulso de fuerzas, 
ahora si,  ahora no; 
pero nos hacemos grandes y 
vamos entendiendo que todo no es amor, 
y aunque respetemos el término,  conocemos 
los kits completos,  medio llenos y de un solo uso. 




Nená de la Torriente