Un
número entre multitud de letras,
escondido
para que no le vieran.
Así
se sentía él, amarradito al
cinturón de su baby.
'¡Cuántas
golondrinas,
son
figuras geométricas!'
No
entendía la poesía,
ni
le gustaba la historia,
ni
las lenguas extranjeras.
Pero
las líneas y los círculos
daban
razón a las cosas.
El
mundo se fue haciendo pequeño
y
su mano más grande,
y
ya fue imposible ocultarse entre
tanta
letra.
Entendió
que no era tan importante
dar
razón a las cosas,
como
que ellas atestiguaran
su
propio cambio.
Total, él era sólo un número
y
el resto, eran sólo letras.
Nená de la Torriente