-Tú también puedes-
Siempre
hay luz al final de toda escalera,
luz
detrás de las cerraduras,
luz
al doblar una esquina,
luz
al abrir bien los ojos
aún
siendo a oscuras, una diminuta luz
que
nos hace distinguir las sombras.
Yo
he encontrado esa luz.
Tengo
esa luz guardada en el bolsillo
y hace que me sienta bien.
Lo
que tenga que venir no me importa,
ni
como quiera llegar,
ni
con qué fuerza quiera morder,
ni
de qué modo se acerque, o
si
decide algún mal volver a tomarme el pulso.
Sólo
tengo que meter la mano en el bolsillo
y
sujetarla un momento, saber que está,
y
todo lo demás es historia.
Nená de la Torriente