Camino
despacio, premiosamente,
sin
hacer ruido,
como la felina que hay en mí
silenciosa.
A
un palmo del tejado, dos palmos,
suspendida
la voz, la palabra arrugada.
Soplo
pétalos de margarita
que
no solicitan un si o un no
¿Qué
haría yo con un si?
¿Qué
haría yo con un no?
Subiré
otro palmo más, oscilante.
Veo
puntos de alfiler clavados en tierra.
¿Es
eso lo que me espera,
con
quién debo compartir, departir, convivir?
Prefiero
ser gata suspendido en el aire
un
amanecer cualquiera,
hasta
que la humanidad
comience
a sospechar que es humana
no de acero inoxidable.
Nená de la Torriente