Enséñame
a recordar
todo
lo que he perdido,
y
yo te enseñaré a escuchar
cómo
hablan las cosas.
Enséñame
a sentir como
se
agita el pecho,
y
yo te mostraré la ternura
en
su recinto venturoso.
Enséñame
a temblar con el beso
y
yo te daré mis manos
para
que escales a los tejados.
Enséñame
a frenarme
como
los civilizados,
y
yo te llevaré hasta
el portón de lo salvaje.
Nená de a Torriente