No
temo.
La
voz en los sueños
no
siempre es seráfica,
ni
el placer de los colores
es
verdadero placer.
El
costal carga con cosas que
has
arrojado y clandestinamente
vuelven
a ocupar el mismo lugar.
Con
los años pierdes ganas
pero
no fuerza.
Fuerza
y ganas son distintas.
Que
conocer mide campos
por
su naturaleza exacta
y
varía el apetito,
pero
la fuerza es el codo de la inocencia
que
no se despliega y nunca cambia,
alojándose
en el aleteo constante
de
las pestañas.
Nená de la Torriente